La mujer que soñaba con tejer números

Ada Lovelace (Dominio público CC0 10 Universal)
Augustus de Morgan, el matemático, estaba muy disgustado con su alumna, la joven Augusta Ada Lovelace: Ada hacía preguntas que iban más allá del contenido de las clases y eso, como todo el mundo sabía en el siglo XIX, no era propio de una mujer. Afortunadamente nadie hizo caso a las quejas de Morgan.

La verdad es que Ada nunca fue muy "normal", si por "ajustada a las normas" se refiere dicha expresión. Era el fruto de una tormentosa relación matrimonial entre la matemática Anna Isabella Milbanke y el poeta Lord Byron, relación que acabó cuando Anna Isabella abandonó a Byron poco después del nacimiento de Ada.

Si de algo se preocupó Anna Isabella fue de proporcionar a su hija la mejor formación en ciencias que pudo conseguir. Cuando apenas tenía veinte años conoció a alguien que marcaría su destino para siempre: el matemático Charles Babbage, quien por aquel entonces tenía cuarenta y cuatro años y andaba enfrascado en el diseño y construcción de una máquina calculadora conocida como la máquina analítica. A la joven Ada el proyecto de Babbage le resultó fascinante.

Otra máquina había atraído poderosamente la atención de Ada: el telar de seda de Joseph Marie Jacquard, que podía funcionar sin control constante de un operario. En realidad la innovación de Jacquard, que era lo que había llamado la atención de Ada, era un sistema de control del telar en el que se podía dar una serie de instrucciones a la máquina mediante un bloque de tarjetas perforadas.

Y, como ya había comentado Morgan, Ada fue incapaz de limitarse al objetivo de Babbage. Una pregunta se encendió en su mente: si era posible utilizar el dispositivo de Jacquard para que un telar tejiese un diseño concreto ¿que podría conseguirse si dicho dispositivo controlase no un telar, sino la máquina analítica de Babbage? Su respuesta fue lo que, actualmente, se considera el primer algoritmo destinado a que una máquina realice una serie de cálculos de forma autónoma.

Augusta Ada Lovelace acababa de crear el primer programa informático de la historia. Desgraciadamente nunca pasó de la teoría a la práctica porque Babbage nunca llegó a construir su máquina. El algoritmo de Ada fue publicado en 1843 firmado con sus siglas A.A.L., pero enseguida se hizo pública su condición femenina y, en consecuencia, su idea fue olvidada. Ada moriría nueve años más tarde, en 1852, con apenas 36 años.

Un siglo después, en 1953, su trabajo volvió a ser publicado. Y esta vez con su nombre completo: Augusta Ada Lovelace. Era la época de Katherine Johnson y las calculadoras negras de la NASA, y la IBM fabricaba ya ordenadores que superaban en mucho a la máquina de Babbage. Ada se había adelantado cien años a la era de la informática.

Y, ahora, Ada Lovelace es un símbolo.
El segundo martes de cada mes de Octubre se celebra el Ada Lovelace Day con el objetivo de promover la participación de las mujeres en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. En 2018 esa fecha coincidirá con el 9 de octubre.

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