Falacias

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

La publicación de cierto párrafo en cierto texto considerado feminista ha desatado en ciertos foros una intensa discusión. A mí, personalmente, me parece un párrafo preocupante:

"... no apoyará, reconocerá ni trabajará para regularizar las identidades de género que puedan llevar a dar pasos atrás a las mujeres, a compartir espacios no mixtos como vestuarios o servicios, a soportar su inclusión en reuniones exclusivamente para mujeres y a exigir al feminismo sus reivindicaciones."

Interpretaciones aparte lo peor es que la discusión está derivando hacia posicionamientos no a favor o en contra del texto en sí, sino a favor o en contra de las personas que están a favor o en contra. Dicho de otra forma: lo que debería ser una discusión sensata se está convirtiendo en un uso repetitivo de dos falacias:

• El argumentum ad verecundiam, argumento de autoridad o magister dixit es una falacia que consiste en dar por cierta cualquier afirmación si la realiza una persona a la que se considera autoridad en la materia. En este caso el principal argumento a favor del texto está siendo el de que "entre las firmantes está X, que es una reconocida activista". Asi que nada, si lo ha dicho X, entonces tiene que ser bueno porque sí. Se obvia la posibilidad de que X no sea lo que pensamos o que, simplemente, no leyese el texto completo antes de firmarlo (o que no haya tenido ocasión de leer nada y, simplemente, confiase en la persona que redactó el párrafo en cuestión).
• La falacia ad hominem consiste en atacar a quien defiende una idea, en lugar de a la idea misma, basándose en alguna característica de la persona en cuestión. En este caso basta con comentar que Y forma parte de tal o cual colectivo o que está a favor de tal cosa o en contra de tal otra, para desautorizar a Y, zanjando así la discusión sin cuestionar el párrafo que había iniciado la discusión.

El párrafo en cuestión, y el texto completo, probablemente pasen a ser intrascendentes en apenas un par de meses. Pero me preocupa que no seamos capaces de mantener una conversación civilizada sin recurrir a falacias. Y, habida cuenta de la diversidad de posturas sobre distintos temas que hay en las distintas corrientes feministas o trazamos unas reglas fijas de discusión o la conversación será, simplemente, imposible.

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