La mente bajo la belleza
Hedy Lamarr (CC0) |
Una de aquellas viejas películas fue Sansón y Dalila, dirigida por Cecil B. DeMille y protagonizada por Victor Mature y Hedy Lamarr, una de aquellas bellezas estándar. Al parecer fue Hedy la belleza original que muchas otras actrices imitaron. Para mí, al igual que para muchos otros hombres durante varias décadas, Hedy Lamarr sería siempre Dalila, la belleza que sedujo a Sansón.
Pero bajo la belleza de Hedy Lamarr habitaba una mente inquieta que quiso ganar la II Guerra Mundial. Hedwig Eva Maria Kiesler había nacido en Austria en 1914, y su origen judío no fue obstáculo para que se casase con un industrial que fabricaba armas para el régimen nazi de Adolf Hitler. La vida de casada, sin embargo, resultó ser una trampa para la joven Hedy, y en 1937 escapó de su marido (en circunstancias no del todo claras) y huyó a Londres, donde contactó con el magnate de Hollywood Louis B. Mayer.
Hedy Kiesler ya tenía cierta experiencia en el mundo del cine, y era consciente del activo que representaba su belleza. De hecho Hedy se había hecho internacionalmente famosa a partir de la película Éxtasis, en la que aparecía totalmente desnuda. Tal y como se había propuesto su belleza, de nuevo, le abrió las puertas de Hollywood bajo el nombre artístico de Hedy Lamarr.
Pero la guerra estaba asolando Europa. Austria, el país de nacimiento de Hedy, había caído bajo el control de Hitler. Los judíos estaban siendo exterminados. Hedy sentía que debía hacer algo para detener la barbarie.
Los orígenes de la idea no estan claros, pero el caso es que Hedy Lamarr y el compositor George Antheil patentaron un sistema de comunicaciones por radio en el que emisor y receptor iban cambiando de frecuencias constantemente pero de forma sincronizada, haciendo imposible la intercepción de comunicaciones. El objetivo era equipar a los torpedos con un sistema de guía que no pudiese ser inutilizado por las fuerzas alemanas. Para decepción de Lamarr y Antheil el invento fue rechazado por la marina y olvidado en el fondo de un cajón durante años.
Antheil, cansado, no quiso perder más tiempo en el proyecto. Hedy se dedicó a sus hijos y a su carrera cinematográfica, en declive a medida que su belleza se iba apagando. En los últimos años de su vida supo que la marina, finalmente, estaba utilizando su patente para desarrollar sistemas seguros de telecomunicaciones. La historia se cuenta en el documental Bombshell, la historia de Hedy Lamarr.
Actualmente la idea de Hedy Lamarr no solo se utiliza en comunicaciones militares de alta seguridad sino que, también, es la base de desarrollos tecnológicos como el Bluetooth o el WiFi. Bajo la belleza de la estrella de Hollywood se escondía una visionaria.
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