La imperiosa necesidad de nuevas masculinidades

Foto: Jaluj (CC By-SA 4.0)

Recientemente la realidad nos ha golpeado como una pedrada. Una mujer, tras la divulgación de un vídeo sexual suyo entre sus propios compañeros de trabajo, se ha suicidado. No exageran quienes afirman que, lejos de ser un suicidio, es un asesinato.

Por si fuera poco un conocido torero y habitual personaje de la crónica rosa, en un programa televisivo de máxima audiencia, ha venido a explicar que "los hombres, soy un hombre y lo digo, no somos capaces de tener un vídeo así y no enseñarlo".

De repente Fran Rivera nos ha etiquetado a todos los hombres como potenciales colaboradores de un caso de acoso sexual como el que nos ocupa en este post. Lo preocupante no es lo que pueda pensar Fran Rivera: lo preocupante es que él, y otros personajes mediáticos como él, constituyen un referente para muchos de nuestros alumnos sobre "lo que siginifica ser un hombre de verdad".

Dicho de otra forma: no basta con tuitear #NotAllMen o #YoNoLoHaría sino que hay que ir más allá, hay que plantear modelos de masculinidad alternativos al modelo hegemónico representado por Fran Rivera y los empleados de la fábrica de IVECO que llevaron, entre risas, a una ¿compañera? suya al suicidio.

¿Cuántos franriveras tenemos entre nuestros alumnos? Solemos protestar airadamente cada vez que alguna feminista mantiene, en su discurso, que los hombres damos miedo. Pero es que es para tener miedo. A los recientes hechos me remito.

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